Si buscas en Google encontraremos artículos como sueros, espumas, correctores, carbón activo, cepillos ultrasónicos e infinidad de productos a los que llaman blanqueadores…
En realidad, los tipos de blanqueamientos efectivos serían los que tengan una composición adecuada (peróxido de hidrógeno, de carbamida o PAP) en uno de los siguientes formatos:
- Tiras que se pegan a los dientes, se dejan actuar unos 30 minutos y repetiremos este proceso durante un par de semanas. Fáciles y cómodas de usar.
- Pasta dental blanqueadora: su uso debe de ser el normal, cepillado 3 veces día y duración de 2 minutos de cepillado. Estas solo mantienen el color del diente si llevan compuestos blanqueantes como PAP.
- Bolígrafo blanqueador o pincel: lleva un gel que se aplica en el alineador o férula de blanqueamiento y se deja actuar en boca… el problema es que nada más aplicarlo la saliva “arrastra” el producto, por lo que no son muy eficientes.
- Gel blanqueador con férulas o retenedores, que permiten un tiempo de contacto prolongado entre el agente blanqueador y el diente para, en pocos días, conseguir buenos resultados.